martes, 2 de noviembre de 2010

Sin cita previa

Siento molestarla, señora. ¿Podría decirme que es este dolor latente en mi pecho?, ¿Y esa sensación húmeda recorriendo mis antebrazos? Vengo sin cita previa. No sabía que había que coger número para hablar con usted. Espero que no esté demasiado ocupada, creo que esto es urgente. Me han hablado bien de usted, dicen que es la mejor, que lo cura todo,¡Hasta aquello para lo que la ciencia no tiene remedio!. Estoy perdido, o al menos eso creo. Intento caminar, y no veo ruta alguna. Busco en mi interior, y todo está apagado. Observo el futuro, y se encuentra borroso. Recuerdo el pasado, y está grisáceo. Pregunto a la gente, y dicen que no le de vueltas, que todo está bien. Pero yo no lo creo, no lo veo, no lo siento.

...

Estoy preocupado. Dentro de poco se me olvidará lo que es dormir, y ya no se como soñar. La cama es sólo un mueble más, algo que adorna un espacio en blanco teñido de negro. Fría madera. Frío suelo. Fría mirada de la altanera bombilla, que observa desde lo alto. Poco a poco me voy consumiendo en este habitáculo. Siento que las paredes se estrechan, que me asfixian con tal presión que respirar se convierte en una heroica contienda. El suelo se torna gélido bajo mis pies, congelando mis pulmones, helando mis sentidos. Y la puerta...cada vez está más lejos de mi alcance.

...

Dígame señora, ¿Podría recetarme algo que alivie o que me haga entender el porqué o el qué?. Mi pecho está obstruído. Mis manos empapadas. Dese prisa, por favor.