viernes, 14 de octubre de 2011

Y es la angustia al dolor lo que envenena al cielo
un recuerdo feliz convertido en sueño, algo incierto
cálido abrazo perdido en los brazos del olvido
fácil es perderse al seguir de sombras pálidas el rastro
la lluvia no puede empapar lo que las lágrimas ahogó
ni las palabras comunicar lo que un corazón gritó con pavor
las opciones se confunden, un laberinto de miedo surge
los segundos desaparecen presumiendo ser bellos
su efímera existencia es su bendición, mi clamor
las manecillas del reloj son sogas de acero
asfixian el alma de la existencia, del amor
mientras los recuerdos se difuminan, se oxidan
y no hay más combate que enfrentarse al tiempo
cómo soñar un envejecer si resulta ser el final
cómo decidir vivir si no hay más opción que respirar
si al mirarte a los ojos...
...no puedo imaginar nuestra eternidad