Los ríos son testigos del diluvio intempestivo de cuerpos ennegrecidos por el rencor y la sensación de honor
El viento absorve el hedor a fracaso convirtiéndolo en un recuerdo amargo de aquél sueño que voló
Las montañas ya no son los faros que iluminaron los senderos del pensamiento inspirador de cambios bruscos
Y recorriendo almas me hallo buscando todo aquello que el tiempo se llevó
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