Imaginación vs Realidad

Déjame vivir en la imaginación, ahí donde con disimulo consigo expresar lo que en la realidad es imposible. Poder despertar, siendo capaz de sonreír a la felicidad, a su cara iluminada por la tímida luz que se asoma entre los huequecitos de la persiana. Hacerme el remolón, enredado con las sábanas, durante unos breves y eternos instantes mientras me despeina desvergonzadamente, y sonríe.

Déjame conspirar contra el destino, de modo que se crucen los caminos. Desordenar las estrellas, como un niño desordena sus pinturas, creando constelaciones según lo quiera el azar. Quiero poder respirar aire de verdad, el aliento puro que emana de su fuente de vida. Estimo caminar por la orilla de cualquier río, sentir el agua fría mientras una voz me reivindica que no es para tanto. Su voz.



Pero que perfecta es la realidad cuando sabes apreciar sus imperfecciones. Al menos, la propia realidad. La misma que deseas cambiar día a día, y sin embargo, no haces nada para conseguirlo. Es más fácil desear que cumplir, observar que hacer, disimular que afrontar, sufrir que superar. Es más fácil dejar pasar los segundos, mientras se aleja pasito a pasito, que expulsar todo aquello que te oprime.